
¿Soy yo una persona agradecida? Sí, ya sé que somos personas educadas, que damos siempre las gracias, pero es eso lo que me pregunto, estamos hablando de Gratitud. Puede que ambos conceptos estén íntimamente ligados, pero no sé yo si son iguales. Se me antoja como el esperar y la esperanza. Son conceptos diferentes.
Mostrar nuestro agradecimiento va mucho más allá de pronunciar la palabra mágica «gracias»: es mostrarle a la otra persona que realmente valoramos y apreciamos lo que ha hecho por nosotros o lo que nos ha dado. Y en esto los convencionalismos no ayudan. De ahí que muchos de los ‘gracias’ que decimos estén alejados de aquello que debería inspirarlos: la Gratitud. Esta emoción surge en respuesta al reconocimiento de una ayuda o atención. Es un sentimiento puro y profundo, además de poderoso, sobre todo para un Clown. Es capaz de cambiar nuestra actitud, nuestro estado de ánimo, nuestra manera de interpretar ante el público, incluso tiene la facultad de cambiar reacción o respuesta de la audiencia. Entre otras muchas bondades, funciona como una suerte de lubricante social que facilita las relaciones con todas las personas. ¿La Gratitud valdría para mí mismo? Es decir, ¿podría mejorar la relación conmigo misma gracias a la Gratitud? parece ser que no todo el mundo es capaz de sentir esa emoción, o no a todo el mundo le parece igual de sencillo sentir Gratitud. Para que la Gratitud sea sincera necesita una escala de valores éticos que le permita entender los conceptos de dar y recibir. Las personas agradecidas eligen ver lo mejor de los demás y las circunstancias que las rodean. Los “Clowns agradecidos” son generosos, pues apreciando lo que reciben, son más propensos a dar. Y es que la Gratitud nos hace contemplar más posibilidades, más puntos de vista, nos ayuda a una mayor asimilación de la información para desarrollar nuestras aptitudes y tomar mejores decisiones. Además, la Gratitud encierra amabilidad y al ser espejos los unos de los otros, generamos en el público una respuesta similar. La gratitud es un gran compañero para un Clown.

Más allá de la practicidad, el agradecimiento es también una actitud ante la vida.
Pero vayamos al principio. ¿qué hace de la Gratitud tan especial?
La gran mayoría de seres humanos solemos centrarnos en todo aquello que nos falta, o en lo que gustaría tener. Vivimos instalados en el deseo y en la expectativa. Y la dirección de nuestro foco de atención marca nuestras conductas, nuestras actitudes, nuestras metas y en última instancia, nuestra manera de experimentar y de interpretar nuestras circunstancias.

Una vida centrada en lo que no poseemos produce stress y frustración sobre todo cuando no obtenemos lo que deseamos tarde o temprano estas emociones se enrarecen y se convierten en ira, enfado, decepción, ansiedad o tristeza en otras palabras, poseer no te hará mas feliz. Así que tomemos el control, nuestras necesidades las determinas tú y nadie más. Se trata de sentirse libre y como Clown, saber dar la vuelta a la tortilla. ¿No se te ha ocurrido que en vez de sufrir por lo que no tienes podrías intentar ser feliz con lo que si tienes? ¿No tienes delante la atención de un público “maravilloso” que te otorga su atención?, ¿Porqué no nos centramos en ese público y lo valoramos con agradecimiento? En este escenario, el agradecimiento aparece como un antídoto que nos hace posicionarnos en un lugar mucho más creativo a la hora de enfrentarnos a cualquier circunstancia.

“Sentir gratitud y no expresarla es como envolver un regalo y no darlo”, William Arthur Ward
Para hacer tangible nuestra Gratitud, los pequeños detalles son un vehículo más poderoso que las palabras. En este escenario, la creatividad toma las riendas. Se trata de ponerse en la piel del otro –ejercitando nuestra empatía– y encontrar un gesto que nos permita mostrarle que le valoramos y nos sentimos afortunados de que forme parte de nuestro espectáculo. Y aunque lo hagamos por él, también repercute en nosotros. La gratitud nos enseña la satisfacción que existe en ser cómplices de la felicidad ajena. El gozo de dar, aportar y compartir. No en vano, agradecer tiene que ver con apreciar, valorar y vivir en el presente. Eso significa aprender a hacer las paces con el hecho de que la vida en general no es como nosotros creemos que debería de ser. No en vano, las expectativas y nuestra visión de la realidad influyen de forma determinante en nuestra capacidad de agradecer.

Por un momento situémonos en el futuro y permite explicarte; cuando miramos al futuro y caemos en la cuenta que tal vez muchas de las cosas que disfrutamos hoy, tal vez no estén mañana, tendemos a sentir una profunda gratitud y no es para menos, aunque pensar en ello no significa adoptar una aptitud negativa ante el porvenir, su finalidad, al fin y al cabo, es agradecer lo que ya tenemos y no crearnos una imagen distorsionada del futuro. Se trata de crear un futuro mejor para todos nosotros.

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