No hay duda de que este año 2014 es un año de efemérides. Sobre todo oímos hablar del tricentenario de la caída de Barcelona en 1714 y del estallido de la I ª Guerra Mundial. Pero también hay algunos, pocos, que cuando piensan en el año 14 , no puede evitar pensar que en 1914 un joven de 24 años que había empezado a destacar en el teatro de variedades se dejó convencer para pasarse al mundo del cine, un mundo que todavía estaba buscando su forma propia para contar historias.
Aquel joven llevaba toda su vida sobre los escenarios y se adaptó rápidamente al slaptstick, la comedia de persecuciones, porrazos y pasteles de nata en la cara, pero él sabía que el ritmo frenético y la improvisación propias de las películas de la compañía Keystone, no le dejaban desarrollar plenamente todo su talento.
El vagabundo
Fue en The tramp (1915) que Charlot pasó a ser definitivamente un vagabundo, incorporando muchos de los rasgos psicológicos que la acompañarían en adelante: su obsesión por mostrar una apariencia distinguida, y la incompatibilidad entre su carácter antisocial y sus aspiraciones románticas. El final de The tramp también se convertiría en un final característico para las aventuras del vagabundo: un final marcado por la renuncia sentimental, volviendo a emprender el camino solitario, sacudiendo un pie atrás para librarse del mal trago y recuperar su andar característico.
La elección del vestuario condicionó la personalidad del personaje. Un indigente que intenta aparentar cierta distinción, un inadaptado que se esfuerza en mantener cierta dignidad pese a rechazar la sociedad. Ese dualismo fue evolucionando junto con la complejidad y la longitud de las películas , y que acabó reflejando todas las miserias y las grandezas de la naturaleza humana , resultando un personaje perfectamente identificable para cualquier espectador del planeta .
La miseria y la marginalidad habían llevado al vagabundo a convertirse en un ser individualista y agresivo, pero que también era capaz de enternecerse ante los verdaderos desvalidos. Nunca se podía predecir si reaccionaría con cobardía o si se sublevaría violentamente, si se impondría el misántropo insolidario o el héroe romántico. Empeñado en mantener la dignidad en la pobreza, había aceptado su solitario destino y el maltrato de la sociedad, pero de vez en cuando, imprevisiblemente, reaccionaba contra la injusticia de forma airada. Su carácter subversivo, fue otro de los factores asociados a su enorme éxito. Los agentes de la ley o los que imponían su voluntad por la fuerza, siempre eran objeto de escarnio.
Como Chaplin, que necesitaba la libertad absoluta para crear, también Charlot era un espíritu libre, contrario a todo orden y autoridad, siempre fugitivo para no ser atrapado por la sociedad. Chaplin y Charlot se sublevaban contra una sociedad que quería masas dóciles y condenaba a la miseria a los inadaptados. Miseria que Chaplin conocía y mostraba en toda su crudeza. Antes de encontrar trabajo de actor, a los nueve años, el pequeño Charlie había vivido de cerca la pobreza extrema y la crueldad de las instituciones públicas victorianas. Su tortuosa infancia dickensiana en el East End de Londres, marcó toda su obra y quedó plasmada especialmente en películas como La calle de la Paz (Easy Street , 1917) o El niño (The kid , 1921).
Fuente: http://dudasdefunambulista.blogspot.com.es/
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