Eran los años 90, la televisión privada acababa de nacer y el humorismo era como la música pop: estaba en todas partes. Pedro Reyes se distinguía en aquel paisaje por su aspecto: alto, calvo-greñudo, con bigote… Su dicción era andaluza, como la de tantos colegas suyos, pero su voz sonaba un poco más torpe , y en eso consistía una parte de su encanto. Una vez hechas las presentaciones, comenzaba el espectáculo. El famoso monólogo de la vaquita y el amor, por ejemplo, que seguramente fue casi pionero en aquella época. En vez de contar chistes, Reyes se dedicaba a divagar por un camino que iba bordeando el costumbrismo, el sin-sentido, la esquizofrenia, la inocencia, la filosofía, la crítica política… Siempre a un paso de la bobada pero siempre a punto de remontar hasta un final feliz.
En Huelva, el actor comenzó su andadura por el mundo de la escritura y el teatro, creando en 1977 el grupo de teatro Centuria, formado por amigos con inquietudes artísticas entre los que se encontraba Pablo Carbonell. Con él a los 20 años decidió irse a Sevilla, donde crearon el grupo Pedro y Pablo, y en 1982 tomaron rumbo a Madrid. En el parque del Retiro actuaban pasando la gorra, hasta que un día fueron descubiertos por la presentadora y subdirectora del programa El carro de la farsa, que les brindó la posibilidad de entrar en televisión, con un programa sobre ellos. A partir de ahí no pararon de trabajar en la pequeña pantalla, En ‘La Bola de Cristal’, ahí estaba, caracterizado de pintor, de ‘colgado’, de científico loco. Su aspecto un poco estrafalario jugaba a su favor. Su salto a la fama, como copresentador de ‘¿Pero esto qué es?’, en TVE1, también insistía en el mismo personaje: Reyes hacía de Harpo, feo y no se sabía si tonto o listo.
Después, cuando se le fue gastando la fama, Reyes ‘ennobleció’ su carrera a través del teatro. Hoy toca despedirnos de Pedro Reyes y agradecerle su manera revolucionaria y surrealista de explicarnos la historia, la vida y hacernos reír con su peculiar humor abstracto.
Recién aterrizada en Nueva York, Nazareth Panadero se encontró el lunes con un bombardeo de emails lleno de felicitaciones. “No sabía de qué hablaban”, responde entre carcajadas. El Gobierno le había concedido el Premio Nacional de Danza 2014.
La bailarina forma parte de la compañía Tanztheater Wuppertal de Pina Bausch desde 1979, donde ha desarrollado toda su carrera ya que en España nunca le ofrecieron la oportunidad de desarrollarse como artista.
Nazareth habla de su gran maestra con fascinación y devoción. “Encontrarme con Pina fue algo radical. El punto cero desde el cual ha discurrido mi vida Pina, desde el momento que la conocí, ha significado un cambio fundamental para mí. Era algo distinto a todo. Su profundidad, su estética… Llegar a Wuppertal Tanztheatre fue un cambio radical y brutal”. Pina Bausch “no trabajaba con bailarines sino con personas. A todos nosotros nos descubría talentos que ni sabíamos que teníamos. Claramente el desarrollo que he tenido con Pina no lo hubiera tenido en ningún otro lugar. Con ella me di cuenta de que tenía una voz propia que podía utilizar”
En activo con 59 años
Ahora Nazareth Panadero está en Nueva York con Wuppertal Tanztheatre. De ahí, irá Canadá con Vollmond (Luna llena), uno de los muchos y célebres espectáculos creados por Pina Bausch .
Lo sorprendente es encontrar una bailarina a pleno rendimiento casi con 60 años. La clave explica, una vez más, está en su mentora. “Si no hubiera sido por Pina no hubiera bailado hasta los 59 años. El hecho de darse cuenta de que uno puede evolucionar y seguir siendo creativo y bailando a partir de cierta edad es algo que le debo a ella.
Premio Nacional de Circo 2014
La payasa Merche Ochoa ha sido distinguida por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte con el Premio Nacional de Circo 2014, «gran capacidad interpretativa» y su dedicación y compromiso con la formación y transmisión de los fundamentos de ese arte. El jurado de esta edición le ha concedido la distinción , «por su larga y excelente trayectoria, representando también a todas las mujeres payasas que trabajan en el circo en España«.
Ochoa, que «ejerce de payasa» desde 1993, empezó su carrera escénica a los 12 años, junto a la compañía Epidauro, con la que recorrió La Rioja de pueblo en pueblo. Entre 1986 y 88 estudió en la Escuela de Arte Dramático de La Rioja y en 1989 se trasladó a Barcelona, donde conoció el mundo del payaso de la mano de Berty Tovías. De 1991 a 1995 se formó con Berty Tovías, Jonhy Melville, Eric de Bont, Jango Edwars y Philippe Gaulier, entre otros.
Ha desarrollado su labor en Estudis Escenics El Timbal (Barcelona); Estudis de Teatre (Barcelona); Teatro Estudio Víctor Hernando (Barcelona); Escola Infantil de Circ de L’ateneu de Nou Barris (Barcelona) y Escola de Teatre Xavier Gratacos (Barcelona), entre muchas otras.
Savall Renuncia al Premio Nacional de Música 2014
Para no «traicionar sus principios y sus convicciones más íntimas«. Este es el argumento esgrimido por el violagambista y director Jordi Savall a la hora de renunciar al Premio Nacional de Música 2014, que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, estamento institucional responsable, a su juicio, «del dramático desinterés y de la grave incompetencia en la defensa y promoción del arte y sus creadores, en reconocimiento a sus 40 años de trayectoria en el ámbito de la música antigua.
Jordi Savall , está considerado un maestro de la viola da gamba y es un estudioso que se ha dedicado durante toda su vida a sacar a la luz el rico repertorio antiguo europeo. Ha creado programas de conciertos en los que relaciona siempre la música con su etapa histórica, su contexto cultural y el momento social en el que fue compuesta. Formado en Barcelona y Basilea, el violagambista acumula alrededor de un centenar de grabaciones y mantiene una agenda incansable de conciertos con los grupos de música antigua que él mismo fundó: La Capella Reial de Catalunya, Hespèrion XXI y Le Concert des Nations.
Colita renuncia al premio Nacional de Fotografía por la política del Gobierno
La artista Colita ha renunciado al premio Nacional de Fotografía en rechazo por la política del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, que es quien otorga este galardón. En una carta remitida al responsable de este departamento, José Ignacio Wert, conocida apenas 24 horas después de su concesión, la fotógrafa denuncia que «la situación de la cultura y la educación en España es de pena». El premio está dotado con 30.000 euros. Colita es absolutamente explícita en la breve carta: «Manifestarle, sr. Wert, que proviniendo dicho premio Nacional de Fotografía del Ministerio de Cultura, Educación y Deportes, me veo en la obligación de rechazarlo. Ignoro donde reside este ministerio, e incluso si existe como tal. En cualquier caso, yo no lo conozco.La situación de la cultura y la educación en España, cómo expresarlo, es de pena, vergüenza y dolor de corazón. No es posible que exista dicho ministerio. Es una quimera. Habrá que esperar con ilusión, otros tiempos, otras gentes, otros gobiernos, que nos devuelvan a nosotros el orgullo y a ellos el honor”. Y se despide: «Asi pues, de momento, sr.Wert, no me apetece salir con vd. en la foto»
El espacio La Seca Espai Brossa está programando de miércoles a sábado (21 h.) y domingos (19h.) hasta el 8 de diciembre de 2013, el espectáculo Naïf, de Toti Toronell.
Para promocionar este maravilloso espectáculo ofrece a todo aquel que esté interesado y venga de parte Diario Clown a asistir con un gran descuento: 10 € (el precio normal es 18 €).
Los que estén interesados pueden contactar para reservar su entrada en: comunicacio@laseca.cat , por teléfono (933151596) o bien llevando una copia del póster que os adjunto.
Toti Toronell: «A veces nos negamos a que las cosas nos sucedan»
¿Qué explica Naïf?
-Naïf es la historia de un payaso, en el contexto de la decadencia industrial, a quien alguien le pide que vaya a tirar una bolsa de basura. Por temor a que nadie le vuelva a pedir nunca nada más, el payaso no suelta la bolsa nunca. Y, mientras -el espectáculo dura una hora y diez minutos aproximadamente-, le van pasando cosas. Y todo sin palabras, solo con la música en directo de Albert Dondarza.
-¿Cuál es la moraleja?
-La historia de Naïf es un simbolismo de lo que nos sucede a las personas. A veces nos negamos a que las cosas nos sucedan. Y seguimos cargando bolsas de basura porque no sabemos qué pasará el día que las tiremos. Y lo que pasa, simplemente, es que vuelven a pasar cosas y vuelves a tener bolsas de basura.
-Cuántas cosas se pierden por miedo a perder… ¿Es eso?
-Eso, eso. Cada vez que nos cruzamos con una persona por la calle y no le decimos nada, perdemos una oportunidad para conocerla.
-Pero usted, ¿a cuántas personas saluda cada día por la calle?
-(Risas…) Depende de dónde esté. Pero bueno, lo practico mucho más fácilmente cuando voy en grupo.
-Y en el escenario, sin palabras, ¿cómo conecta con el público?
-Yo juego mucho con la respiración. Aguantando la respiración comunicas mucho, sorpresa, impresión, intriga… También cuando tomo el aire y cuando lo dejo ir. Para mí, el trabajo del payaso es transmitir emociones, que no necesariamente quiere decir reír. Evidentemente, pasas por la risa, pero yo creo más en la sonrisa que en la risa.
-¿Alcanza a ver las sonrisas?
-La sonrisa la siento, la noto. Si se está atento, una sonrisa se puede oír. La sonrisa es para uno mismo. Cuando estás bien, sonríes, pero no tienes la necesidad de hacerlo saber al otro. Por eso me gusta. También me gustan las risas, pero prefiero la sonrisa.
-¿Usted se gana la vida con sus actuaciones de payaso?
-Bueno, a mí la vida me la regalaron. Lo que hago es intentar mantenerme. Pero sí, se puede decir que me gano la vida haciendo de payaso, en mis espectáculos, y también dirijo y actúo en los de Produccions Trapa, con la compañía Cop de Clown y sus números familiares, y en las obras de teatro de feria de Laitrum.
-¿Cuándo supo que quería ser payaso?
-No tengo una fecha concreta. Solo sé que yo quería apuntarme a bailes de salón, en el instituto, y no pude porque había que llevar pareja y yo no la encontré. Entonces me apunté a un taller de circo.
-¿Y allí encontró la profesión?
-Bueno, empezamos un montón y solo terminamos dos. Y el uno por el otro nos íbamos picando a ver quién hacía más tiempo con los malabares, por ejemplo, y así nos fuimos perfeccionando. Como no teníamos dinero, nos ingeniábamos espectáculos. Me acuerdo de un sábado por la noche, todos los amigos de farra y yo en casa aprendiendo a hacer ganchillo, porque quería hacerme un gorro.
-¿También sabe coser?
-Yo intento hacerlo todo. Creo que un payaso debe saber cómo se cose su ropa, cómo se monta su escenario… Todo. Porque así, cuando tenga que pedir a alguien que se lo haga sabrá lo que cuesta y lo que se tarda. Cuando tenía 17 años, mi abuela me regaló una máquina de coser
-porque no sabía qué hacer con ella- y me gusta coser con la máquina. Pero, sobre todo, me gusta hacerme mi ropa, no la del payaso.
-Su payaso viste simple y con mucho sentimiento, veo.