Pierre Étaix: El día que el clown sonrió

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Escrito por Rafael Arias Carrión
A lo largo de la Historia del Cine existen periodos mal conocidos, como es el caso del cine silente, del que han desaparecido la mayoría de las películas, o las cinematografías periféricas, escasamente difundidas entre nosotros. Ciertas películas malditas, destruidas parcial o totalmente, y de las que quedan recuerdos escritos, es imposible poder verlas tal como se concibieron.

Hay casos más singulares, como el de Pierre Étaix, puesto que sus películas han sido imposibles de ver por una razón jurídica. Más que maldito, lo que ha sido es invisible.

La filmografía de Étaix se compone de cinco largometrajes: Le soupirant (1963), Yoyo (1965), Tant qu’on a la santé (1966), Le grand amour (1969) y Pays de cocagne (1971), y tres cortometrajes: Rupture (1961), Heureux anniversaire (1962) y En pleine forme, película inédita montada en 2010, pero filmada en 1965, que es, en realidad, el punto de partida de lo que en su día dio lugar al largometraje Tant qu’on a la santé.

Hijo de un comerciante en pieles, su acercamiento a las artes proviene de la vocación y del estudio: violín, piano, acordeón, dibujo, teatro. Trabajó como ayudante de dirección, a las órdenes de Jacques Tati, en Mi tío. En los años cincuenta montó su número de music-hall, con los que ha recorrido los circos de Europa entera, en solitario como Yoyo, y más tarde con Annie Fratellini.

Poder ver, en 2011, la obra cinematográfica de Pierre Étaix supone un placer, un descubrimiento y, además, nos obliga a ubicar a Étaix en un lugar en la Historia del Cine, como director, actor y cómico. Es ese hilo en cuyos extremos se encuentran Jacques Tati y Jerry Lewis. El personaje que crea se rige por unas coordenadas sociales en las que él no decide lo que ocurre alrededor, como le sucedía a Buster Keaton quien, junto a Stan Laurel, son espejo en el que más de una vez se miró, aunque la admiración máxima de Étaix fue hacia un payaso, Charlie Rivel. Ese personaje es manejado por el mismo Étaix como director, ofreciendo una enorme precisión en la observación de los sentimientos humanos desarrollados a través de sus gestos recogidos por la cámara y elaborados en la mesa de montaje, en donde el sonido y su ausencia se complementan, en donde la reiteración ejemplifica el sueño, la pesadilla, es decir, la duda humana, y donde el personaje que representa, indudablemente fomentado por el físico del propio Etaix, –un hombre común, ni muy alto ni muy bajo, no muy guapo, pero tampoco excesivamente feo, no muy rico, pero nunca pobre– combate contra el mundo en un proceso de individualización obtenida a partir de sucesos y de narraciones banales pero que, por medio de instrumentos puramente cinematográficos, hace extraordinario lo ordinario, produce la sonrisa más que la risa.

Su película más conocida, y a decir de muchos, la mejor, es Yoyo, que es la más alocada, al carecer de un fuerte desarrollo narrativo. Se descubre la fascinación de Étaix por la idea de movimiento, de huida, de nomadismo, propias del mundo circense al que tan unido ha estado. Además, en ella están muchos momentos realmente divertidos. Durante el primer cuarto de la película no descubrí que estaba ante una película carente de diálogos hablados, no aprecié la rareza de los intertítulos hasta que, fulminantemente, se nos informa que el año 1929 fue clave por dos acontecimientos, el crack (que llevará a la ruina al protagonista) y el nacimiento del cine sonoro, clave en ese momento, puesto que son las primeras palabras dichas, lo que reafirma esa conciencia del director de indagar y trazar una obra concisa, pensada y muy coherente. Otro acierto, en este caso visual, es cómo muestra la aparición de la televisión. Lo hace de una forma que yo nunca había visto y que es una imagen muy poderosa. Lo que hace Étaix es dividir la pantalla cinematográfica en nueve cuadros, todos en negro, salvo el del centro, que es donde figura la imagen televisiva. De esta forma queda marcadamente ejemplificado que el cine es mucho más grande que la televisión, y cuando hablamos de cine, es de emociones.yoyo2_zoom

Tras su última película, un trabajo documental, Pierre Étaix se refugió en el circo, montó su propio espectáculo, el Miousik Papillon, con la única pretensión de divertir, que es lo único que le ha importado. Sus apariciones fílmicas como actor han sido puntuales –I Clowns (1971), Max, mi amor (1986), Henry y June (1989), o la última película de Jean Pierre Jeunet Micmac à tire-larigot (2009)– pero, sin duda, una de esas películas nunca finalizadas, en la que colaboró fue, por desgracia, su trabajo más esperado. Me refiero al proyecto nunca estrenado del genial Jerry Lewis, The Day the Clown Cried (1972), en la que un payaso era obligado por los nazis a hacer reír a un grupo de niños judíos que poco después iban a ser gaseados». El propio Lewis afirmó: “Dos veces en mi vida he comprendido lo que era el genio: la primera vez mirando la definición en el diccionario, la segunda, al conocer a Pierre Étaix.
Fuente:       www.cineparaleer.com/punto-de-vista/item/943-pierre-etaix-el-dia-que-el-clown-sonrio

 

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YOYO

Dir: Pierre Étaix.
País: Francia
Año: 1965.
Guión: Pierre Étaix y Jean-Claude Carrière.
Fotografía en B&N.: Jean Boffety.
Música: Jean Paillaud..
Edición: Henri Lanoë.
Con: Pierre Étaix (Yoyo/el millonario), Claudine Auger (Isolina), Philippe Dionnet (Yoyo, niño), Martine de Breteuil (madame De Briac), Luce Klein, Arthur Allan, Armand Andrieu.
Prod: Paul Claudon. .

En la Francia de los años veinte, un millonario solitario se enamora de una atractiva artista circense. Cuando la bolsa de valores quiebre y pierda toda su fortuna, tendrá la oportunidad perfecta para acercarse a ella.

 

Los Hermanos Marx

H. MarxInimitables, geniales, surrealistas, iconoclastas, anárquicos, imprevisibles… Son algunos adjetivos que pueden ser utilizados para calificar las capacidades humorísticas del mejor equipo cómico que ha proporcionado el cine sonoro: los Hermanos Marx.

En este equipo se tipifica claramente la jerarquía entre clowns :

Carablanca: Es el payaso que domina, el líder de los otros dos, es el que da las ordenes e intenta negociar con el resto para que hagan lo que él quiere (normalmente para acabar llegando al desastre) Es además el más verbal de los payasos y el puente entre los otros dos y el público. A mí no me gusta la expresión payaso serio, para describir a este tipo de payaso, prefiero la de payaso listo, porque de eso se trata, de un listillo muy seguro de sí mismo. Muchas veces, asume roles de relevancia que desempeña con lógica ilógica de clown, por ejemplo: Presidente, Jefe de Bomberos, Sargento, Profesor. Es pues, la perfecta caricatura de las pretensiones del mundo adulto.
Estoy seguro de que él no formaría parte de un grupo de clowns que lo tomaran como miembro, pero por lo pronto tendrá que fastidiarse y diremos que aquí se queda el gran Groucho.
Contraclown: Es el payaso adolescente, no es lo suficiente capaz para ser un Carablanca, ni posee la inocencia ilimitada del Augusto. Intenta caerle bien a los dos extremos y es el compañero de cada uno de ellos, normalmente será más negociador con el Carablanca y más dominante con el Augusto, aunque la relación con este último se parecerá más a la de los niños que quieren pelearse por ver quién es el jefe.
A este grupo pertenece «monsignor Ravelli» alias, Chico.
Augusto: Es el niño, al que hay que explicarle varias veces las cosas. El que si tiene que guardar un secreto lo grita, el que dice que sí cuando tiene que decir que no, el que si le dicen «siéntate en la silla» acaba haciendo el pino puente. Es el que tiene un mundo más interno, tanto, que muchas veces se expresa en pantomima. Es el torpe, el que no sabe las cosas, aunque, a veces, tiene una concepción de la vida que deja sin palabras a los que van con él. Trata a los objetos de una forma rarísima, muchas veces como seres con vida, y tiene conflictos incluso con su propio cuerpo.
¿Hace falta que lo diga? Éste no es otro que Harpo.

Si creéis que me he olvidado de Zeppo estáis apañados, Zeppo era una persona normal, nunca fue un clown dentro del grupo de los Marx, por eso no hubo trauma cuando lo dejó.

Por cierto, para terminar, decir que «el payaso serio» es un tipo de Carablanca, lo que Craig Gustaffson llama el Ringmaster, en su Jerarquía del payaso ,no tiene que ver con el «payaso listo» porque el Serio lo que representa es la pedantería, la autoridad suprema, el tipo al que el clown en todas sus formas quiere combatir. El que si quiere parar una pelea, acaba manchado de pasteles, el que si canta un himno acaba bombardeado de fruta. Lo habéis adivinado, esa es la buena de Maggie Dumont.

Fuente : http://payasoscuridad.blogspot.com.es/2006/07/qu-payaso-soy-doctor.html

 

Clown en política: Leo Bassi

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Se caracteriza por un estilo provocador con críticas a la derecha política o la religión (especialmente a la Iglesia católica). Bassi se autodefine como bufón. Ha trabajado como actor en obras teatrales y películas, como presentador de eventos, y también ha intervenido en televisión. Aparte de los espectáculos teatrales creados por él, organiza performances y actos teatralizados destinados a denunciar hechos políticos y culturales desde un enfoque cómico, como el Bassibus o el Belén de Lavapiés. Da también charlas y conferencias sobre los temas que defiende o denuncia.

(Leo Bassi Nueva York, 1952) es conocido mundialmente por sus extravagantes actuaciones teatrales y sus innumerables acciones provocadoras. Actuó recientemente en Vila-seca, presentando su obra ‘Utopía’, dentro de los actos programados por el Pallasòdrom.

JAVIER DÍAZ PLAZA | 31/01/2012

¿Qué es ‘Utopía’?
Es mi visión particular de la crisis, no sólo económica sino cultural, que estamos viviendo en Europa. Como payaso, con esta obra intento que la gente que vea mi espectáculo salga con esperanza, fe en el futuro y ganas de vivir.


¿Hay una crisis de valores?
La juventud no cree en la sociedad. Hay muchas dudas sobre el consumismo, sobre la manera de concebir nuestra relación con los demás, con el planeta, con la ecología… Mucha gente no ve una salida a esta situación. Pienso que un payaso puede y debe tener una visión política en estos momentos tan negros.

¿Qué opina de la corrupción política que azota a países como Italia o España?
Cuando una persona se deja corromper por el poder del dinero o del sexo, significa que tiene unos valores muy pobres y vive superficialmente en su pequeño mundo. También tiene algo que ver con la iglesia católica. Los países protestantes aguantan mejor y tienen menos corrupción.

¿Dónde hay más payasos en un circo o en la política?
Los payasos profesionales están en el circo, pero hay mucho payaso suelto en la política o incluso en la economía. La diferencia entre los del circo y los de fuera es que los de circo reconocen que son payasos y los otros, no.

Le noto desencantado.
A principios de 2009, cuando estrené ‘Utopía’, el Dow Jones había caído a 6500 puntos y el sistema neoliberal se estaba hundiendo vistosamente. Saltándose todos los dogmas del libre mercado y de las teorías de Adam Smith, Barack Obama, el primer presidente afroamericano, se lanzaba a salvar empresas y bancas privadas con dinero público, nacionalizando hasta la General Motors en su afán de evitar el desastre económico.
La izquierda, en un impresionante vacío de propuestas, ha dejado pasar esta ocasión sin proponer ninguna alternativa, confirmando la imperiosa necesidad de un encontrar nuevos sueños con una nueva energía.

¿Usted se considera un payaso, un provocador, un transgresor, un bufón?
Me gusta la palabra bufón, que suma todos esos conceptos. Da idea de una persona sin dignidad, que hacía cosas grotescas para hacer reír. Pero, precisamente por eso, era libre y decía lo que quería. Era el único gremio que tenía libertad de expresión en la época medieval.

Usted se hizo famoso por comer excrementos en programas de televisión.
Comer mierda es la cosa más básica y grotesca que se puede hacer. Lo hice porque pensaba que había mucha mierda en televisión pero nadie lo reconocía.

¿Es una metáfora?
En estos momentos, mucha gente come mierda: de sus jefes, de los políticos corruptos… Estamos rodeados de mierda. El trabajo del bufón es ser un espejo de la sociedad y hacer esto visible.

Fuente: www.diaridetarragona.com/costa/064483/leo/bassi/en/politica/payasos