¿Por qué lloran los Payasos?

Autor: El Amo del Calabozo

¿Por qué lloran los Payasos?

La respuesta es sencilla: porque nadie los toma en serio.

El payaso siempre está ahí, con nosotros. Cuando en el taller se estropea una máquina importante, cuando en el almacén no aparece el pedido principal, cuando en la oficina Windows vuelve a hacer de las suyas, cuando en el autobús ya no quedan asientos o en el cine no hay más entradas que en la primera fila, el Payaso viene y suelta un chiste, una chanza, un chascarrillo risueño. Nos hace, por un instante, partícipes de su optimismo sin fin. El Payaso es importante, aunque despreciable y despreciado comúnmente.

Un Payaso nunca será presidente del gobierno. Un Payaso nunca nos meterá en una guerra injusta, ni meterá la mano en bolsillo ajeno por más que viva en Marbella. Un Payaso jamás prohibirá abortar a una niña de catorce años violada por un perturbado mental. Un payaso nunca consideraría que hay ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Ojalá gobernase un payaso.

Pero claro, al payaso es fácil olvidarlo, condenarlo al ostracismo, apartarlo de nosotros. Cuando ya nos hemos reído, cuando ya no es necesario, lo ignoramos. Y eso le duele. Dice algo en serio y todos creen que es una broma y, entonces, llega la tragedia. La gente se ríe cuando habla sobre algo grave. La gente le dice que es un pesado, un plasta, que habla mucho, que siempre está con bromas. Apartamos al payaso.

Y el payaso llora, pero nadie se da cuenta. Sus lágrimas salen a chorro, chilla de dolor y angustia, pero el público ya está mirando al otro lado de la pista o, peor aún, se ríen a mandíbula batiente. Hasta que el payaso se retira, hace mutis, sale del escenario y se pierde.

Cada vez que un payaso siente esto, muere un poquito y, llegado el momento, morirá del todo.

¿Qué ocurre entonces? Todos echan de menos al payaso, pero éste ya no existe. Su rostro gracioso se ha perdido para siempre. Sus cejas ya no están enarcadas, sino rectas, paralelas al horizonte. Lanzan una sombra siniestra sobre sus ojos, que ya no son redondeados, sino elípticos. Ya no brillan como antes, sino que ahora refulgen en un tono más rojizo. Sus labios ya no están entreabiertos y formando una luna con los cuernos hacia arriba, sino que están cerrados, apretados quizá, formando un semicírculo en sentido contrario. Sus manos ya no gesticulan, sino que están quietas, con los dedos entrelazados, o metidas dentro de los bolsillos. Tiene el mentón más alto, nos muestra su garganta, nos mira amenazador. El tono de su voz, estridente, chillón, de palabras rápidas, se ha tornado más bajo, áspero y cruel.

Todos se preguntan qué ha ocurrido.

Han matado al payaso.

No dejéis que eso ocurra a vuestro alrededor. Buscad al payaso y demostradle que le necesitáis.

¿Qué sería de nosotros sin un payaso?
El Amo del Calabozo

 

 

Fuente  http://laberintoposmo.blogalia.com/historias/42866 escrito 

Deja tu comentario:

1 comentario sobre ¿Por qué lloran los Payasos?

Deja un comentario

Puede utilizar estas etiquetas HTML

<a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>